lunes, 30 de octubre de 2017

Jesús visita a Marta y a María

Lucas 10: 38-42: 38 Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a Él, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41 Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; 42 pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.

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En nuestra cotidianidad como cristianos, o seguidores a la palabra de Jesús, ¿cuántas veces nos comportamos como Marta y cuántas veces como María?
En este pasaje Marta estaba más preocupada por atender los quehaceres de la casa en vez de disfrutar de la compañía del maestro y como ella “está haciendo mucho” en comparación con su hermana tiene el tupé de decirle a Jesús que le reclame a su hermana su comportamiento. Pero, la agudeza de Jesús prevalece y le hace notar a Marta que está más ocupada en lo que no es que en lo que realmente necesita.
En misa (para los católicos, y en cualquier encuentro de comunidad en general) no nos hemos dado cuenta que más es la preocupación de la gente en cómo están vestidos los demás o si está aburrido con el sermón, o cualquier otra cosa. En vez de estar concentrados en la palabra que se dice. Aún hoy en día pasa esta misma situación como les pasó a Marta y María, y aunque parezca un pasaje un tanto superfluo, Lucas lo incluye pues tiene un matiz importante a nivel de enseñanza.
Aprovechemos como María, de cada frase, cada palabra y cada gesto que tuvo el maestro durante su corta permanencia con nosotros.


¡Feliz inicio de semana!

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