domingo, 3 de julio de 2011

El templo casa de oración

Marcos 11, 15-17: Cuando llegaron a Jerusalén Jesús entró en el templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en el templo. Tumbó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas, y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas.
Luego se puso a enseñar diciéndoles:
-¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Ustedes, sin embargo, la han convertido en cueva de ladrones.

Lamentablemente dos mil años más tardes aún vemos en muchas iglesias, en la entrada, incluso dentro puestos para vender escapularios, estampitas, imágenes, etc. Y aún hoy en día pasan la cestica para la limosna, ¡justo durante la misa! La verdad no me atrevo a pensar que podría opinar Jesús de esto si justamente en este pasaje nos recuerda que el templo es un lugar de oración. El dinero es un mal necesario, con él se pueden comprar comida e insumos para la iglesia, pero, sinceramente a veces se pierde la perspectiva.

Aunque, comparando esto con lo que uno se entera de otras religiones el espanto es supremo, hay religiones (o sectas, si lo prefieren) “cristianas” que hablan de diezmo, es decir, diez por ciento de salario para la iglesia. Hay otras, no cristianas, que no voy a mencionar su nombre, pero que piden para sus ritos miles de bolívares (Venezuela). Pues, la verdad me parece que esas personas no están en la búsqueda de ningún bien espiritual real, se transformó en algo netamente financiero y material.

Ojalá la Iglesia un día deje de pasar la cestica durante la misa como tal, y lo deje opcional en un lugar específico del templo donde la gente vaya y coloque su colaboración según pueda. Y que nuestras misas sean momento de oración netamente.


Feliz domingo.