Lucas 10: 38-42: 38 Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta
aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Y ella tenía una
hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su
palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose
a Él, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile,
pues, que me ayude. 41 Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás
preocupada y molesta por tantas cosas; 42 pero una sola cosa es necesaria, y
María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.
* * *
En nuestra cotidianidad como cristianos, o seguidores a la palabra de
Jesús, ¿cuántas veces nos comportamos como Marta y cuántas veces como María?
En este pasaje Marta estaba más preocupada por atender los quehaceres de
la casa en vez de disfrutar de la compañía del maestro y como ella “está
haciendo mucho” en comparación con su hermana tiene el tupé de decirle a Jesús
que le reclame a su hermana su comportamiento. Pero, la agudeza de Jesús
prevalece y le hace notar a Marta que está más ocupada en lo que no es que en
lo que realmente necesita.
En misa (para los católicos, y en cualquier encuentro de comunidad en
general) no nos hemos dado cuenta que más es la preocupación de la gente en
cómo están vestidos los demás o si está aburrido con el sermón, o cualquier
otra cosa. En vez de estar concentrados en la palabra que se dice. Aún hoy en
día pasa esta misma situación como les pasó a Marta y María, y aunque parezca
un pasaje un tanto superfluo, Lucas lo incluye pues tiene un matiz importante a
nivel de enseñanza.
Aprovechemos como María, de cada frase, cada palabra y cada gesto que
tuvo el maestro durante su corta permanencia con nosotros.
¡Feliz inicio de semana!