lunes, 29 de marzo de 2010

Una decisión necesaria

No amontonen tesoros en esta tierra, donde la polilla y la herrumbre echan a perder las cosas, y donde los ladrones perforan los muros y roban. Amontonen mejor tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre echan a perder las cosas, y donde los ladrones no perforan los muros y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.
El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo está iluminado; pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo está en tinieblas. Y si la luz que hay en ti es tiniebla, ¡qué grande será la oscuridad!
Nadie puede servir a dos amos; porque odiará a uno y amará al otro, o será fiel a uno y al otro no le hará caso. Ustedes no pueden servir a Dios y al dinero.

Mateo 6, 19-24

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Los tesoros de la tierra versus los tesoros del cielo, la luz versus la oscuridad, servir al dinero versus servir a Dios. Como he comentado antes Jesús siempre nos pone en disyuntivas, es decir, debemos elegir, y a cada momento elegimos. Ser consciente de esas situaciones quizá sea lo más difícil, pero fijémonos en que otra vez Jesús habla de nuestra vista, igualmente los griegos tenían mucha estima por este sentido. Igualmente, hoy le tenemos mucha estima, ya que tenemos un dicho "una imagen dice más que mil palabras".
Tenemos que estar pendientes, muy pendientes, nuestros sentidos deben ayudarnos, pues sino quedamos a oscuras.
Y a mi parecer, el primer tesoro que debemos conservar es la palabra, las enseñanzas de nuestro Maestro, y conservarlas en nuestra vida y nuestra mente todo el tiempo, para que a través de ellas y de nuestros sentidos, podamos escoger correctamente.

domingo, 21 de marzo de 2010

Odres nuevos

Se le acercaron entonces los discípulos de Juan y le preguntaron:
- ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
- ¿Es que pueden estar tristes los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán. Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger y el desgarrón se hará mayor.
Tampoco se guarda el vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, se pierde el vino y se estropean los odres. El vino nuevo se guarda en odres nuevos, y así se conservan los dos.

Mateo 9, 14-17

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Jesús siempre nos muestra disyuntivas, es decir, siempre nos muestras las diferentes opciones. En este caso en particular tenemos dos ejemplos, el primero es con respecto al ayuno, y nos pone en balanza el hecho del ayuno inútil en tiempos de alegría y fiesta. Ayunar aparenta ser algo útil, pero en realidad, útil para quién? ¿Para quién ayuna? ¿Qué se logra exactamente con un ayuno? Muchas veces usé el ayuno como una forma de autocontrol, pero, aunque sí lo lograba descuide una vez mi salud y eso no estuvo bien que digamos. El ayuno es algo relativo, es decir, podemos dar a nuestro prójimo parte de nuestra comida y compartir y eso estaría muy bien, pero debemos tener en cuenta que nosotros al igual que él merecemos estar bien, así que en vez de un ayuno rígido, comparta su comida a la mitad con alguien. No necesariamente tiene que ser un desamparado o alguien de la calle, puede ser un colega con el que pueda compartir un momento como ese.

Cuando Jesús habla de vino viejo y el nuevo, me parece que está hablando del antiguo y el nuevo testamento, es decir, la vieja ley y la ley que Él nos proclamó (la nueva). Los odres se refieren a nuestras mentes, si tratamos de juzgar la nueva ley con nuestra vieja forma de pensar, explota. Debemos limpiar nuestras mentes, hacerla nueva, para que pueda entrar a ella sus nuevas reglas de vida y las podamos conservar por toda la vida.

miércoles, 17 de marzo de 2010

La lámpara y la luz

Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar oculto o cubierta con una vasija de barro, sino sobre el candelero, para que los que entren vean la claridad. Tu ojo es la lámpara del cuerpo; cuando tu ojo está sano, todo tu cuerpo está iluminado; pero cuando está enfermo, tu cuerpo está en tinieblas. Te cuidado para que la luz en ti no se convierta en oscuridad. Y si tu cuerpo entero está iluminado y no hay en él nada oscuro, todo él brillará como cuando la lámpara te ilumina con su resplandor.

Lucas 11, 33-36

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Nuestros ojos son testigos de todas las cosas que hacemos, de todas las cosas que vemos que otros hacen; a través de ellos, muchos pueden ver quienes somos en realidad, en la medida que son transparentes.
Cuando una persona se siente mal por algo que hizo, en sus ojos se nota el dolor. Al igual, de cuando lloramos por la pérdida de un ser querido, en nuestros ojos se nota su ausencia.
Si estamos alegres, nuestros ojos son vívidos, y si estamos enamorados en nuestros ojos también se revela el amor que sentimos. ¡Nada como unos ojos enamorados!

Cuando estamos bien, nuestros ojos reflejarán que estamos bien, seremos la luz; no tengamos miedo de dejar ver cómo estamos realmente a nuestros amigos y familiares, ya que así puede tener una mejor idea de nuestra verdad.

sábado, 13 de marzo de 2010

La ofrenda de la viuda

Estaba Jesús viendo como los ricos depositaban sus ofrendas en las arcas del templo. Vio también a una viuda muy necesitada que echó allí dos monedas de poco valor.
Y dijo:
- Les aseguro que esa viuda pobre ha echado más que todos los demás; porque esos han echado de los que les sobra, mientras que ella ha echado desde su pobreza todo lo que tenía para vivir.

Lucas 21, 1-4

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La ofrenda, tan importante para la mayoría de las iglesias... sólo se me ocurre una pregunta: ¿Será que Jesús pedía algo a cambio por darnos todo lo que nos dio?
Volveré a creer en la iglesia, cuando dejen de pasar factura a sus seguidores...

martes, 9 de marzo de 2010

Jesús sana a una mujer en sábado

Un sábado estaba Jesús enseñando en una sinagoga, y había allí una mujer, que desde hacía dieciocho años estaba poseída por un espíritu que le producía una enfermedad; estaba encorvada y no podría enderezarse del todo.
Jesús al verla, la llamó y le dijo:
- Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Le impuso las manos, e inmediatamente se enderezó y se puso a alabar a Dios. El jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús sanaba en sábado, empezó a decir a la gente:
- Hay seis días en que se puede trabajar. Vengan a que él los sane en esos días y no en sábado.
El Señor le respondió:
- ¡Hipócritas! ¿No suelta cada uno de ustedes su buey y su burro del establo en sábado para llevarlo a beber? Y a ésta, que es una hija de Abraham, a la que Satanás tenía atada hace dieciocho años, ¿no convenía soltarla de su atadura en sábado?
Al hablar así, quedaban avergonzados todos sus adversarios, pero la gente se alegraba por los milagros que hacía.

Lucas 13, 10-17

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Aquí debemos considerar un par de detalles: que era sábado y que estaba sanando a una mujer.

Recordemos que los judíos guardan un día de descanso a la semana, lo llaman el Sabbath, es tan importante que cuentan las semanas de Sabbath en Sabbath, adicionalmente ese día ellos observan ciertos ritos particulares, pero no se realiza ninguna clase de trabajo. Por supuesto, el texto da a entender que Jesús sanando estaba contraviniendo el Sabbath. Y no sólo contravino el precepto del Sabbath, sino que a quién sana es a una mujer, recuerden el texto anterior publicado, de como es vista la mujer por la sociedad patriarcal de los judíos.

En fin, semejante barbaridad hace Jesús entonces a los ojos de los que estaban en la sinagoga. Pero, vaya justificativo da. Y así como este caso hay otros similares que iremos publicando, donde Jesús demuestra con hechos concretos que más importante es el prójimo que un "día especial".

lunes, 8 de marzo de 2010

Acompañantes de Jesús

Después de esto, Jesús caminaba con los pueblos y aldeas predicando y anunciando el reino de Dios. Los Doce iban con él y también algunas mujeres que había liberado de malos espíritus y sanado de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que había expulsado siete demonios, Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes, Susana, y otras muchas que lo ayudaban con sus bienes.

Lucas 8, 1-3

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En la mayoría de las películas que vemos sobre Jesús, notamos a un Jesús cercano con las mujeres. Esto, quizá actualmente en nuestra cultura parece algo normal, sin embargo, para un personaje de la importancia de Jesús no lo era, es decir, en la sociedad judía la mujer no era tratada de buena manera.
La sociedad judía, en tiempos de Jesús, era patriarcal, es decir, el hombre siempre primero en todo: es el único que tiene derecho de disponer, dar órdenes, castigar, dar las oraciones, etc. El culto religioso no es para ellas, incluso en tiempos de Jesús había un rabí llamado Eliezer que afirmaba: "Quien enseña a su hija la Torá, le enseña el libertinaje", "Es mejor quemar la ley santa que entregarla a una mujer".

Hoy 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer, ellas han logrado surgir de sociedades tan duras como la que describimos en tiempos de Jesús, sin embargo, aún hoy en día existen sociedades patriarcales que se niegan ver en la mujer a un ser humano tan igual y/o superior al hombre.

Felicidades a las mujeres que han cambiado el mundo, a partir de su propio entorno, de su propia familia y que se abre paso para seguir adelante en una sociedad que aún es muy patriarcal y que prefiere al hombre antes que a la mujer en muchos aspectos.

domingo, 7 de marzo de 2010

El grano de mostaza y la levadura

Jesús añadió:
- ¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es como un grano de mostaza que un hombre sembró en un huerto; creció, se convirtió en árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas.
De nuevo les dijo:
- ¿A qué compararé el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer toma y mete en una medida de harina, hasta que fermenta todo.

Lucas 13, 18-21

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El reino de Dios, según se entiende es aquello que nos parece invisible a nuestros ojos, es decir, en ambas comparaciones son cosas pequeñas: un grano de mostaza y un poco de levadura.
Pero, aún así se transforma en algo grande, en el primer caso en un árbol y en el segundo, la levadura es la que hace que crezca la harina.

Entonces, el reino de Dios, ¿qué es exactamente?, según entiendo, es todo aquello que pasa de algún modo desapercibido a nuestros ojos, pero que aún así es lo más importante. Prestemos atención a los detalles, a las palabras que usamos, a los gestos que tenemos con los que nos rodean, ya que quizá una palabra dicha en un momento dado nos puede acercar al reino de Dios, se puede transformar en ese detalle que alguien estaba esperando. Pero estemos alerta pues también nos puede pasar al contrario, una palabra mal dicha en un momento dado puede llegar a ser un error con el que tengamos que vivir por un buen tiempo.

jueves, 4 de marzo de 2010

No soy digno de que entres en mi casa

Cuando Jesús terminó de hablar al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un oficial romano, que tenía a un criado a quién quería mucho, y que estaba muy enfermo, a punto de morir.
Oyó hablar de Jesús, y le envió unos ancianos judíos para rogarle que vinieran a sanar a su criado. Los enviados, acercándose a Jesús, le suplicaron con insistencia:
- Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo y ha sido él quien nos ha edificado la sinagoga.

Jesús los acompañó. Estaba ya cerca de la casa cuando el oficial romano envió a unos amigos para que le dijeran:
- Señor, no te molestes. Yo no soy digno de que entres en mi casa, por eso no me he atrevido a presentarme personalmente a ti; pero basta una palabra tuya, para que mi criado quede sano. Porque yo, que no soy más que un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y si digo a uno de ellos "ve", él va; y a otro "ven", y el viene; a mi criado "Haz esto", él lo hace.

Al oír esto Jesús, quedó admirado y, dirigiéndose a la gente que lo seguía, dijo:
- Les digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.

Y cuando regresaron a casa, los enviados encontraron sano al criado.

Lucas 7, 1-10

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A los israelitas, ese comentario final de Jesús no debió caerles muy bien que digamos, pero era cierto. Imaginemos que tan grande era la fe de este soldado romano que SORPRENDIÓ a Jesús, lo SORPRENDIÓ! (que ese detalle no pase desapercibido)

En misa, repetimos como loritos esa frase, "Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme". Fijémonos en un detalle, el soldado romano no pide por él, sino pide por su criado, nosotros en la iglesia pedimos por nosotros, pero podemos modificar un poco la frase e incluir a más personas, algo así: "Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarnos", así quedan incluidos todos en casa, incluso a los que no van a misa; en mi casa son la mayoría desafortunadamente.

Sorprendamos a Jesús con esas palabras del soldado romano, y cuando las pronunciemos que sea con verdadera fe para el Padre en el cielo nos escuche.

lunes, 1 de marzo de 2010

Conocerse a uno mismo

Dijo Jesús: "Si quienes os atraen el corazón os dicen: "mirad que el reino está en el cielo", entonces los pájaros del cielo os aventajarán; si os dicen: "está en el mar", entonces os precederán los peces. Pero es que el Reino está dentro y fuera de vosotros. Cuando os conozcáis a vosotros mismos seréis conocidos y sabréis que sois hijos del Padre que está vivo. Pero si no os conocéis, entonces estáis en la miseria y sois miseria."

Evangelio apócrifo según Tomás.
Tercer apartado

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Palabras duras las de Jesús en este pasaje, sin embargo, mucha de la filosofía antigua decía lo mismo: conócete a ti mismo. Incluso en la época de los griegos, había un oráculo muy conocido llamado El Oráculo de Delfos, a donde acudían a consultar las personas antes de tomar alguna decisión importante.
Sobre la entrada del Oráculo había una frase, y era exactamente "Conócete a ti mismo"; interesante, no?

Conocerse a uno mismo, es también un paso previo para tomar cualquier decisión hoy día. Hay un libro que salió recientemente del Dalai Lama, que habla precisamente de Conocerse a uno mismo, altamente recomendado.

Espero les haya gustado este pequeño pasaje de uno de los apócrifos del nuevo testamento.