domingo, 24 de julio de 2016

Tentaciones de Jesús

Este texto es del Evangelio de San Mateo 1,1-11:
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

* * *

No sé si sea yo el único, pero personalmente no creo en el diablo como un ente o un ser, es decir, es como creer que vamos a encontrar un triángulo frente a nosotros. Para mí el diablo es más una manera de explicar esa voz interior que a veces nos dice lo que hay que hacer pero en el camino incorrecto, aquel que no es virtuoso, por supuesto, o aquel que sólo busca el propio interés.

Notemos que en el texto dice que ayunó cuarenta días y cuarenta noche, o sea, cuarenta días completos. Si cualquiera de nosotros intenta algo así probablemente se desmaye a los pocos días, pero de seguro divagariamos y deambulariamos y quién sabe que clase de cosas podríamos ver o imaginar. Lo más probable es que si ya Jesús entendía que era el hijo de Dios, con poderes y demás, sobre todo en la tierra, debería entregarse a la voluntad del Padre, y no a la suya de hombre-Dios. Y he ahí, para mí, lo más difícil, esa es la lucha extraordinaria que sostuvo.

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