domingo, 5 de febrero de 2012

El sembrador

Marcos 4, 5-8: Les decía enseñándoles:
-¡Escuchen! Salió el sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, parte de la semilla cayó al borde del camino. Vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra; brotó en seguida, porque la tierra era poco profunda, pero, en cuanto salió el sol se marchitó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre la maleza, y cuando la maleza creció, asfixió la semilla que no dio fruto. Otra parte cayó en tierra buena y creció, se desarrolló y dio fruto: el treinta, el sesenta, y hasta el ciento por uno.

* * *
En ese mismo pasaje, un poco después, dan la explicación de la parábola directamente de la boca del mismo Jesús. Él les dice que la semilla es la palabra, y la palabra brotará en aquellos que escuchan y la reciben, y por lo tanto, dan fruto en distinta proporción.

Así como Jesús habla en esos términos sobre el reino, a mi también me parece que esta parábola se podría ampliar a otros ámbitos de la vida, como por ejemplo, la amistad. Uno va por el camino esparciendo la semilla de la amistad y algunos serán como la semilla que cae en el camino, que no dura mucho tiempo y no germina; otra cae en terreno pedregoso, y como no hay tierra suficiente no logra echar raíces y por lo tanto, en poco tiempo se marchita. Luego, la que cae en la maleza son aquellos amigos que tienen tantos problemas por los cuales se dejan asfixiar.

Finalmente, tenemos aquellas amistades que dan frutos, en la medida de cada uno, en la medida de sus posibilidades. Se acerca el día establecido para celebrar el amor y la amistad, y quizá sea una oportunidad para darnos cuenta de como ha sido nuestra amistad, y si hemos dado frutos, pues en qué medida. Es difícil esa autoevaluación, pero quizá sea de ayuda para no caer en el borde del camino, ni caer en terreno pedregoso y tampoco dejar que nos asfixie la maleza.

Feliz domingo.

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