domingo, 19 de febrero de 2012

Jesús sana a un sordomudo

Marcos 7, 31-36: Dejó el territorio de Tiro y se dirigió de nuevo, por Sidón, hacia el lago de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Le llevaron un hombre que era sordo y apenas podía hablar y le suplicaron que le impusiera sobre él la mano. Jesús lo apartó de la gente y, a solas con él, le metió los dedos en los oídos y le toco la lengua con saliva. Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo:
- Effatha (que significa: ábrete)
Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba de la lengua y comenzó a hablar correctamente. Él les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, más lo proclamaban.

* * *
No son pocas las veces cuando no escuchamos correctamente, ni tampoco las veces que no decimos las cosas como debe ser. A veces estamos tan cerca de ser sordomudos que no nos damos cuenta. Oímos pero no escuchamos con atención a nuestros seres queridos a nuestro alrededor, estamos igualmente tan segados que no nos fijamos en el dolor del vecino.

Más allá del milagro como tal, prestemos atención al final del texto en donde Jesús dice que no se lo dijeran a nadie. ¿Por qué? ¿Para evitar la fama? ¿Para evitar que lo siguieran solo para ser curados? ¿Dejaría a alguien sin atender porque no lo mereciera? Cuesta pensar en este sentido; Jesús fue un hombre con tanto amor que es difícil de creerlo, pero a fin de cuentas también era un hombre. Y quizás con los milagros la gente podía dejar de lado lo más importante: su palabra y su mensaje.

Feliz domingo.

2 comentarios:

  1. ¿que nos enseña este milagro? quisiera saber

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  2. Jesús ora a su Padre, sabe lo que hay que hacer y da la orden al impedimento, renueva. da una vida nueva y reicorpora a la sociedad al marginado a quien toca en un encuentro personal otorgandole la sanación, Jesús un caminante que a su paso todo lo hace nuevo. Sabia que si que noticia creciera era hacer notar su poder y acelerar su pacion,un hombre humilde que no busca el reconocimiento de las masas ,
    reflexionar
    ¿que me impide escuchar su palabra? tinen oidos y no escuchan, tienen lengua y no proclaman la buena nueva,
    Si comprendieramos que al orar podemos lograr lo que nunca podriamos lograr por si mismos,

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