domingo, 4 de marzo de 2012

Sigueme


Una vez que Jesús estuvo listo para iniciar “formalmente” su “ministerio” (como le dicen), comenzó a reclutar a sus discípulos, es así como encontramos en Marcos 1, 16-18: “Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que estaban echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús le dijo: -Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron”. También en Juan 1, 43: “Al día siguiente, Jesús decidió partir para Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: -Sígueme.”

Es curioso como estos hombres, casi sin pensarlo, dejan lo que están haciendo y siguen a Jesús. ¿No se han preguntado por qué? Aunque no lo crea la respuesta es bien sencilla y se basa en la las costumbres judías. Todo niño judío aprende La Tora (los primeros cinco libros de nuestro Antiguo Testamento, llamado también Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) de memoria. Esta etapa de su educación, llamada Beit Sefer, era como hasta los 10 años de vida. Luego de estos estudios, la mayoría no continuaba con los estudios, simplemente se dedica al trabajo u oficio de la familia, por ejemplo el caso de Simón y Andrés es la pesca.

Sin embargo, los mejores sí podían continuar sus estudios a un siguiente nivel, llamado Beit Talmud, en el cual memorizaban el resto de las escrituras judías, en nuestro Antiguo Testamente, sería desde Génesis hasta Malaquías. Este nivel duraba aproximadamente hasta que el niño tenía entre 14 y 15 años, igualmente, ellos podían luego aprender el oficio familiar.

Sin embargo, los mejores de los mejores de los mejores, a un siguiente nivel de educación que ellos llaman Beit Midrash, en el cual iban con un rabino y solicitaban se uno de sus discípulos; el rebino le haría preguntas sobre la Tora, sobre los profetas y el resto de las escrituras; y luego de esto decidía si este muchacho tenía la “madera” suficiente para ser como él. Si, finalmente aceptaba al rabino al niño, entonces le decía: “ven, sígueme”. Y entonces, este niño dejaba todo atrás, su familia, su pueblo, etc. simplemente para seguir a su rabino y aprender de él y su conocimiento.

Ahora veamos que podemos deducir de la lectura: Simón y Andrés estaban pescando cuando Jesús los vio, es decir, no fueron lo suficientemente buenos como para poder continuar con sus estudios, no fueron aceptados por un maestro. Se estaban dedicando al negocio familiar, a la pesca. ¿Ven por qué Simón, Andrés y Felipe reaccionan de la forma en que lo hacen? Ellos son elegidos por un maestro, por lo tanto, Simón y Andrés “dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron”, ¿qué otra cosa podrían hacer? Era un honor.

Y si Jesús te dijera hoy “Sígueme”, ¿te atreverías?, ¿cómo lo harías?

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