Una vez que Jesús estuvo listo para iniciar
“formalmente” su “ministerio” (como le dicen), comenzó a reclutar a sus
discípulos, es así como encontramos en Marcos 1, 16-18: “Pasando Jesús junto al
lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que estaban echando las
redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús le dijo: -Vengan conmigo y los
haré pescadores de hombres. Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo
siguieron”. También en Juan 1, 43: “Al día siguiente, Jesús decidió partir para
Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: -Sígueme.”
Es curioso como estos hombres, casi sin pensarlo, dejan
lo que están haciendo y siguen a Jesús. ¿No se han preguntado por qué? Aunque
no lo crea la respuesta es bien sencilla y se basa en la las costumbres judías.
Todo niño judío aprende La Tora (los primeros cinco libros de nuestro Antiguo
Testamento, llamado también Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y
Deuteronomio) de memoria. Esta etapa de su educación, llamada Beit Sefer, era
como hasta los 10 años de vida. Luego de estos estudios, la mayoría no
continuaba con los estudios, simplemente se dedica al trabajo u oficio de la
familia, por ejemplo el caso de Simón y Andrés es la pesca.
Sin embargo, los mejores sí podían continuar sus
estudios a un siguiente nivel, llamado Beit Talmud, en el cual memorizaban el
resto de las escrituras judías, en nuestro Antiguo Testamente, sería desde
Génesis hasta Malaquías. Este nivel duraba aproximadamente hasta que el niño
tenía entre 14 y 15 años, igualmente, ellos podían luego aprender el oficio
familiar.
Sin embargo, los mejores de los mejores de los
mejores, a un siguiente nivel de educación que ellos llaman Beit Midrash, en el
cual iban con un rabino y solicitaban se uno de sus discípulos; el rebino le
haría preguntas sobre la Tora, sobre los profetas y el resto de las escrituras;
y luego de esto decidía si este muchacho tenía la “madera” suficiente para ser
como él. Si, finalmente aceptaba al rabino al niño, entonces le decía: “ven,
sígueme”. Y entonces, este niño dejaba todo atrás, su familia, su pueblo, etc.
simplemente para seguir a su rabino y aprender de él y su conocimiento.
Ahora veamos que podemos deducir de la lectura: Simón
y Andrés estaban pescando cuando Jesús los vio, es decir, no fueron lo
suficientemente buenos como para poder continuar con sus estudios, no fueron
aceptados por un maestro. Se estaban dedicando al negocio familiar, a la pesca.
¿Ven por qué Simón, Andrés y Felipe reaccionan de la forma en que lo hacen?
Ellos son elegidos por un maestro, por lo tanto, Simón y Andrés “dejaron
inmediatamente las redes y lo siguieron”, ¿qué otra cosa podrían hacer? Era un
honor.
Y si Jesús te dijera hoy “Sígueme”, ¿te atreverías?,
¿cómo lo harías?
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