domingo, 11 de marzo de 2012

Jesús sana a un leproso


Son innumerables los milagros que Jesús realizó, y eso solo los que quedaron por escrito. Uno de los que sana es un leproso; recordemos brevemente, que los leprosos eran rechazados de la sociedad por el problema de contagio de esa enfermedad. Y dice Lucas en uno de sus pasajes nos relata la historia sobre una persona leprosa de un pueblo (Lucas 5, 12-15): “Estaba Jesús en un pueblo donde había un hombre cubierto de lepra. Éste, al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicaba:
-Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Jesús extendió la mano y la toco, diciendo.
-Quiero; queda limpio.
Y al instante le desapareció la lepra. Jesús le ordenó que no le dijera a nadie. Le dijo:
-Ve a presentarte al sacerdote y lleva la ofrende de tu purificación, como mandó Moisés, para que les conste que has quedado sano.
Su fama se extendía cada vez más y se congregaban muchedumbres para oírle y para que los sanara de sus enfermedades. Pero él se retiraba a lugares solitarios para orar.”


Y ¿cómo diría Jesús que no a alguien? Bueno, este es otro caso de una sanación milagrosa de Jesús, pero quizá el texto parece solo tratar de eso, sin embargo, veamos varios detalles importantes:
  1. Jesús le dice: “Ve a presentarte al sacerdote y lleva la ofrende de tu purificación, como mandó Moisés, para que les conste que has quedado sano.” En este párrafo nota como está norma judía Jesús sí la respeta, a diferencia del Sabbath (por ejemplo) que hemos tratado anteriormente en el blog (http://ola-elsenordelosmilagros.blogspot.com/2012/01/el-hombre-y-el-sabado.html).
  2. Y al final del texto tenemos: Su fama se extendía cada vez más y se congregaban muchedumbres para oírle y para que los sanara de sus enfermedades. Es decir, la gente, por su forma de ser y de hacer los milagros se acercaba a él. Sería interesante saber: trato algunos con apuro porque tenía otros “compromisos”. Recuerdo por un momento cuando se acercaron a un sacerdote para un consejo y tuvieron que hacer cita previa para poder tener unos minutos con un buen sacerdote; pero lo triste no es tener que hacer todo esto, lo triste es que no todos los sacerdotes tienen en mente la “palabra”. Ojalá fueran más sacerdotes como Jesús, dispuestos a dar su tiempo por las personas.
  3. Y finalmente tenemos: “Pero él se retiraba a lugares solitarios para orar.” ¿Por qué Lucas hará este comentario final? ¿Sería una práctica de Jesús regular? La respuesta es sencilla, Sí. Es importante entender que los momentos a solas y en silencio puede ser momentos de recogimiento con Dios, ese momento con Dios es quizá la conexión más importante, y no digo solo repetir “oraciones” prediseñadas de la iglesia, me refiero a la oración del padrenuestro o a unas palabras propias que quisiéramos compartir con Dios en un momento en particular. Tomemos el tiempo para orar, es como hacer ejercicio para el alma.

¡Feliz domingo!

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