domingo, 29 de mayo de 2011

Garbanzos convertidos en piedras

Tomado del texto apócrifo llamado “Libro de la Infancia del Salvador”, sección 4:
Sucedió otra vez en un día del tiempo de la siembra que pasaba Jesús por Asia, cuando vio a un cierto campesino que sembraba en su campo una clase de legumbre, llamada “garbanzo”. El lugar se llamaba “Campo junto a la tumba de Raquel”, situado entre Jerusalén y Belén. Jesús le dijo: “Hombre, ¿qué estás sembrando?”. Pero indignado y burlándose de que un niño de aquella edad le hiciera esa pregunta, contestó: “Piedras”. Jesús le dijo: “Dices la verdad, porque son piedras”. Y todos aquellos granos de garbanzo se convirtieron en piedras durísimas, que aún conservan hasta el día de hoy la forma de garbanzo, el color y hasta los ojillos en la cabeza. Así, con la palabra sola de Jesús, todos los granos, tanto los sembrados como los que iban a serlo, se convirtieron en piedra. Y hasta el día de hoy los que buscan con cuidado encuentran aquellas piedras.

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Por favor no se burlen de los niños. Atiéndalos y contesten sus preguntas tantas veces como haga falta.

Feliz domingo a todos.

domingo, 22 de mayo de 2011

El rico confiado

Lucas 12, 13-21:
Uno de entre la gente le dijo:
- Maestro, di a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
Jesús le dijo:
- Amigo, ¿quién me ha hecho juez y mediador entre ustedes?
Y añadió:
- Tengan mucho cuidado con toda clase de avaricia; que aunque se nade en la abundancia, la vida no depende de las riquezas.
Les dijo una parábola:
Había un hombre rico, cuyos campos dieron una gran cosecha. Entonces empezó a pensar: “¿qué puedo hacer? Porque no tengo donde almacenar mi cosecha”.
Y se dijo: “ya sé lo que haré; derribaré mis graneros construiré unos más grandes, almacenaré en ellos todas mis cosechas y mis vienes, y me diré: ahora ya tienes vienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y diviértete”. Pero Dios le dijo: “¡Torpe! Esta misma noche morirás. ¿Para quién será todo lo que has almacenado?” Así se sucede a quien atesora para sí, en lugar de hacerse rico a los ojos de Dios.

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Como siempre Jesús es muy concreto en sus palabras, debemos cuidarnos de ser avaros, es decir, de buscar más allá de lo que realmente necesitamos. ¿A qué se debe que Jesús le dice esta parábola al hermano? Seguramente se dio cuenta de que en sus ojos no había necesidad sino avaricia. Quizás este sea el mismo caso del “hijo pródigo” que pide su parte de la herencia y se va, lo gasta y debe retornar a su padre.

La necesidad es muy dura con todos, hay personas que en verdad necesitan y trabajan duro para obtener lo que tienen, otros han heredado propiedades y dinero, y al poco tiempo pierden todo. La avaricia podrá catalogarse como un pecado capital, pero ser avaro podría ser también estúpido, ya que nada de lo que obtenemos en esta vida lo podemos llevar a la que viene, no nos podemos llevar la casa, ni el carro, ni el dinero.

Hasta aquí vamos bien, el mensaje es claro la avaricia no es más que una estupidez, pero, nos queda un último detalle ¿qué significa hacerse rico a los ojos de Dios? No sé si me equivoque pero la respuesta más completa sería: amar al prójimo como a nosotros mismos. Al amar al prójimo podremos pensar en él y por lo tanto tendremos la disposición de compartir nuestros bienes, pero más importante aún, nuestras vidas.

Feliz domingo a todos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Jesús sana en sábado

En Mateo 12, 9-13 hay un pasaje donde Jesús sana a un hombre con un problema en la mano, es un día sábado y en el escrito aparece la siguiente pregunta que le hacen a Jesús: ¿Está permitido sanar a alguien en sábado?, a la cual él responde: “Si alguno de ustedes tiene una oveja y se le cae en un hoyo en sábado, ¿acaso no va y la saca? Pues un hombre vale mucho más que una oveja. Por tanto, se puede hacer el bien en sábado.” Es decir, ¿Qué prevale la ley o el sentido común? No digo que Jesús diga que rompamos, reglas y normas a diestra y siniestra, pero si está invitando a reflexionar sobre cómo y cuándo se debe aplicar o no una regla. No es el único pasaje donde Jesús hace algo en sábado. Una breve paréntesis: el sábado o Sabbath judío es el día de descanso en la semana, pues es el día que Dios mandó santificar, luego de trabajar seis días. Este día los judíos asisten a la sinagoga, donde leen la Torá y realizan oraciones. Básicamente es un día en donde ciertas tareas están prohibidas, pero como reflexiona Jesús en el escrito si su oveja se cae en un hoyo en sábado, ¿acaso no va y la saca?; y frente a este hombre necesitado, ¿no se ayudaría con más razón?
La iglesia católica al igual que muchas religiones tienen muchas reglas, muchos mandamientos, que a veces no ayudan en el crecimiento espiritual de la persona como ser humano, es por esto que cada diga sigo los pasos de Jesús, ya que él no basó su vida en reglas sino dando el ejemplo con su vida, buscándole el verdadero sentido a las cosas. Era un extraordinario lógico, de modo que refutarle algo era imposible. Y además, sus palabras no eran solo palabras, eran acciones concretas.
Que esta reflexión sea una invitación para todos (incluyéndome) para ser más críticos ante esas reglas estrictas de la iglesia a la que pertenezca y se pregunte ¿es esto correcto ahora? ¿Es compatible con la vida? ¿Es compatible con mi vida? Etc. Ante toda regla seamos críticos y vayamos más allá de la simple sumisión y repetición, seamos verdaderos seres humanos.

Feliz domingo a todos.

domingo, 8 de mayo de 2011

María madre de Jesús

Recuerdan las bodas de Caná (Juan 2, 1-12) cuando María le dice a Jesús: “No les queda vino”. A lo que Jesús responde: “Mujer, no intervengas en mi vida; mi hora aún no ha llegado.” Y entonces María dice a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”. Y ya todos sabemos el desenlace.
Desde antes que María fuera preñada por el Espíritu de Dios, ha recibido señales muy fuertes y ella ante todo siempre fue sumisa a la voluntad de Dios. Y en la biblia por lo general siempre colocan al final de esos pasajes: “Su madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón”. Un pasaje claro es en la primera pascua de Jesús (Lucas 2, 41-52).

Luego, durante la vida pública de Jesús pues lo siguió a todos lados y seguramente vivió grandes momentos junto al grupo de mujeres y demás. Pero, el momento más fuerte es cuando lo apresan y comienza el proceso de condenación de él. ¿Cuántas madres hoy no estarán celebrando su día yendo a las cárceles porque ahí están sus hijos? Y luego, por supuesto está con él durante todo el proceso, sólo Juan refiere este hecho porque él también estaba con ella. Juan a la final queda como un “hijo adoptivo” de María, ¿recuerdan el pasaje en plena crucifixión? (Juan, 19 25-27). ¿Y cuántos no son hijos adoptivos? Es decir, Dios les dio una madre para que lo amara, a pesar de que la que los llevó en su vientre no los pudo atender.

Madres como María se ven todos los días por ahí, luchado por su hijo, ayudándolo aunque sean teniéndole la cena lista, o el almuerzo del otro día para que se lo lleve al trabajo. ¿Cuántas madres no dejan de comer su bocado para dárselo a su hijo? Todas estas cosas las he visto personalmente y dio gracias a Dios por darles esa fuerza de voluntad a esas madres, que son por las que escribo este texto, desde María hasta la mía propia.

Nosotros como hijos o hijas sólo podemos hacer seguir el ejemplo de Jesús, hacer lo que ella nos pida a pesar de que “no sea nuestra hora”, hacer por ellas lo posible aún al borde de la muerte, “Mujer ahí tienes a tu hijo”.

Y a las madres que ya no están, seguramente el Padre las tendrá en su gloria.

Feliz domingo a todos, especialmente a las madres.

domingo, 1 de mayo de 2011

Jesús y la tempestad

En Lucas 8, 22-25 nos encontramos con el siguiente texto:
“Uno de aquellos días subió Jesús con sus discípulos a una barca y les dijo:
-Pasemos a la otra orilla del lago.
Y comenzaron la travesía. Mientras navegan, Jesús se durmió. Entonces una tempestad se desató sobre el lago, y la barca comenzó a hundirse, con el consiguiente peligro de naufragio. Los discípulos se le acercaron y lo despertaron, diciendo:
-¡Maestro, maestro, nos hundimos!
Jesús se levantó y ordenó calmarse al viento y al oleaje; éstos amainaron y el lago quedó en calma. Entonces dijo a sus discípulos:
-¿Dónde quedó su fe?
Y llenos de miedo y asombro se decían unos a otros:
-¿Quién es éste que manda incluso a los vientos y el agua, y lo obedecen?“

Este mismo pasaje lo consiguen, palabras más o palabras menos, en Marcos 4, 35-41 y en Mateo 8, 23-27. Si yo hubiese estado ahí, o cualquiera de nosotros en general, y vemos como Jesús calma la tempestad, seguramente nos hubiésemos asombrado también.
Sin embargo, este pasaje lo seleccioné no para señalar el poder de Jesús, sino más bien para hacer una pequeña semejanza o metáfora entre esa tormenta y las tormentas que a veces tenemos en nuestro corazón, en nuestro interior.

No son pocas las veces que estamos atormentados por un sinnúmero de cosas, por ejemplo, problemas en la familia, en el trabajo, con nuestra pareja, y pare usted de contar. A veces nuestro mundo interior es una verdadera tempestad.
Por lo general, uno se gasta tratando de ir solucionando problema tras problema, o quizá trata de solucionarlos al mismo instante, peor aún. Sin embargo, hay ciertas tribulaciones que no debemos dejar que sucumben a nuestro corazón, así que hay que hacer como hizo Jesús: decirle a la tormenta que se calme.
En esta metáfora, es calmar nuestro mundo interior, callar nuestra mente de tanto pensamiento que nos atribule, y que a veces son simplemente cosas absurdas. ¡Ah! Muy bien ¿verdad? Pero y ¿cómo hacemos eso? Bueno, el primer “truco”, y quizá el más antiguo de todos es “teniendo fe”, precisamente Jesús le pregunta a sus discípulos en el texto “¿Dónde quedó su fe?”. Entonces, tengamos fe en que sí podemos calmar esa tempestad interior que nos agobia el corazón y que a veces no nos deja vivir el ahora a plenitud.

Feliz domingo a todos.