Se acerca la Navidad y pronto nos comenzarán a contar
cómo fue que nació Jesús, que nació en una cueva o un pesebre, etc. Así que en
estuve revisando algunos textos apócrifos de la infancia de Jesús y me conseguí
con este pasaje en el Evangelio Árabe de la infancia (capítulo 11):
Mas el hijo de aquel sacerdote, al ocurrirle lo que
siempre le pasaba, entró en el bimaristán (hospital) cuando José y María se
encontraban allí. Al salir todo el mundo huyendo de allí, él tomo algunos
pañales de Jesús que María, al lavarlos había tendido en la pared y se los puso
en la cabeza. Inmediatamente algunos demonios empezaron a escaparse abandonando
su boca con aspecto de cuervos, otros con forma de serpientes, quedando el niño
sano, por lo que se puso a loar a Dios.
Al verlo su padre ya curado, le preguntó: ¿Qué es lo
que ha pasado? ¿Cómo te has curado?, cuéntame. Y le contestó: Me he puesto en
la cabeza un pañal de un niño que se hospeda con su madre en el bimaristán y
los demonios me han abandonaron y huyeron. Dijo el padre: Tal vez hijo mío
puede ser el hijo de Dios que ha cruzado nuestras tierras destrozando el ídolo
y destruyendo dioses.
Y así fue como se cumplió la profecía que decía: De
Egipto llamé a mi hijo.
* * *
Esta historia es muy similar a aquel pasaje que la
mujer toca la túnica de Jesús y cree que será salva, y justamente así ocurre.
Como este texto es apócrifo jamás lo escuchará en una
misa, y que bonito sería que pudiéramos hablar de un niño Jesús que haces este
tipo de milagros, no directamente, sino simplemente a través de su presencia. Solo
con existir es suficiente para que los milagros ocurrieran alrededor de él. En
estas fechas seguiremos publicando textos como estos para disfrutar un poco de
este niño Jesús que muchos desconocemos.
¡Feliz domingo!
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