domingo, 19 de junio de 2011

El padre terrenal de Jesús

Como comentaba en una publicación pasada son pocos los pasajes en los que aparece José en la historia de Jesús y es muy poca la información que nos ofrecen los textos canónicos al respecto. De esta forma seguimos entonces revisando la filiación de José y Jesús según el apócrifo “Historia de José el carpintero”.

Según el texto luego de que José enviuda y María es presentada en el templo, para evitar problema con su permanencia en el mismo, es echada la suerte entre los doce ancianos de las doce tribus y la suerte cae sobre José. Así pues, los sacerdotes le dicen a María: “Vete con José y permanece con él hasta el día de tu matrimonio”.

Luego de dos años con José, el texto continúa con la encarnación de Jesús, es decir, según es el mismo Jesús quien elige a María como su madre terrenal, y el Padre celestial se complace con la elección, de modo que María queda embarazada y José en ese tiempo no estaba en casa, pues estaba trabajando. Al notar que María está encinta queda turbado y pensaba repudiarla en secreto. Luego, al igual que el texto canónico, el ángel Gabriel se le aparece a José en sueños y le advierte lo que sucede. Así pues, la historia sigue como en los textos canónicos con el nacimiento de Jesús.

En varios textos de la infancia de Jesús, al hacer algún milagro iban y se quejaban con José, y José en algunas circunstancias reprimía a Jesús diciéndole: “Hijo mío, ten cuidado”, o como en el evangelio del Pseudo Tomás, citado en el texto de los maestros de Jesús:
“Cuando el niño oyó estás palabras, le sonrió y le dijo: . Enseguida quedó curado el otro profesor. José tomó al niño y se marchó a su casa.”

Solo leyendo a profundidad los textos apócrifos nos encontramos con un José que carga con un niño extraordinario, hijo de Dios, y vaya responsabilidad para un simple mortal. Así que, José al final de sus días le recuerda estás cosas a Jesús y hasta la pide perdón desde su visión humana.

Finalmente ya sin fuerzas, Jesús permanece junto a él. Y cito el texto:
“Yo [dice Jesús] sostuve sus manos durante una hora entera, y él [José], con su rostro vuelto hacía mí, me indicaba que no lo abandonase. A continuación, puse mi mano sobre su pecho y noté que su alma estaba ya cerca de su garganta y preparada para salir de su morada corporal.”

Finalmente, entran en la habitación, María y los hijos mayores de José, que tenía antes de estar con María.

Un bonito ejemplo el de José, ¿no les parece?, hay padres de toda clase, pero que grandes son aquellos que verdaderamente se comprometen con sus hijos (sean o no sean suyos como tal).

Feliz día a todos los padres, tanto a los de sangre, como a los que la vida a puesto en el camino de aquellos que no tuvieron uno real.

Feliz domingo.

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