miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Buen Pastor

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas, no como el jornalero que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. El jornalero cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. El jornalero se porta así, porque trabaja únicamente por el sueldo y no tiene interés por las ovejas. Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí; lo mismo que mi Padre me conoce a mí, yo lo conozco a Él y doy mi vida por las ovejas.
Pero tengo otras ovejas que no están en este rebaño; también a estas tengo que atraerlas, para que escuchen mi voz. Entonce se formará un rebaño único, bajo la guía de un solo pastor.

Juan 10, 11-18

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Tradicionalmente este texto se interpreta como que el buen pastor corresponde a los sacerdotes y nosotros a las ovejas. Ciertamente hay sacerdotes que entregan cuerpo y alma al servicio de los demás, pero hay un grupo que realmente no lo hace de esa manera. Es lamentable como muchas vocaciones se distorsionan en el camino y se alejan de la verdadera razón del sacerdocio: entregar la vida por los demás.

Yo asocio también este texto con la amistad, ser amigo a veces es ser como el buen pastor que entrega la vida por sus amigos. Y a entregar la vida no solo me refiero a una protección en un determinado momento de peligro, sino más bien a esos momentos en que un amigo necesita de nuestra cercanía y nosotros, aunque tengamos un millón de excusas válidas para no poder asistirlo, estemos a su lado incondicionalmente.

Para cerrar, es interesante como Jesús comenta en esta parábola la existencia de otras ovejas, es decir, otras personas no judías, esto para ellos es desconcertante, sin embargo, hoy lo entendemos mejor: Cristo vino a salvarnos a todos; pero, aún así parece que la iglesia católica o cristiana también este sesgada a su respectivo rebaño. ¿Todos no tenemos derecho de salvarnos? Da que pensar.

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