Cuando vayas con tu adversario para comparecer ante el magistrado, procura arreglarte con él por el camino, no sea que te arreste hasta el juez, el juez te entregue al guardia y el guardia te meta a la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Lucas 12, 58-59
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Ciertamente, es mejor arreglar las cuentas con la persona directamente. Muchas veces, ante problemas legales debemos recurrir a abogados, y vaya que las cosas se oscurecen cuando pasa esto, no tanto por el tema del abogado en sí como muchos dicen, sino que como las cosas nos se solucionan por las buenas, por lo general, terminan en conflictos feos.
Consideremos a nuestros adversarios como lo que son: personas igual que nosotros y busquemos siempre reconciliar las partes. Igualmente, debemos reconciliarnos con nosotros mismos cuando cometemos errores.
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