O ¿Qué mujer, si tiene diez monedas y se le pierde una, no enciende una lámpara, barre la casa y la busca con todo cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: "¡Alégrense conmigo porque he encontrado la moneda que se me había perdido!". Les aseguro que del mismo modo se llenarán de alegría los ángeles de Dios por un pecador que se convierta.
Lucas 15, 8-10
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¡Que parábola tan hermosa!
Ya con esta parábola Jesús nos muestra la misericordia de Dios, de cuán alegre se siente Dios cada vez que un pecador vuelve su vida a Él.
Yo he sido pecador muchas veces, no es que no lo sea aún, por supuesto que lo soy, y cada día le pido perdón a Dios por alguna tontería que haya pensado o hecho. También, le pido perdón por algo que deje de hacer, por ejemplo, no ayude al prójimo en un momento en que lo pude hacer.
Sí, quizá esa también sea una forma de pecado, no hacer nada ante una injusticia. Pero, estemos tranquilos, si ya logramos darnos cuenta de esto, no nos pongamos tristes, sino que para la próxima vez estemos preparados, a veces una acción o una palabra en el momento justo puede cambiar nuestra vida y la vida de aquellos que nos rodean.
No considero que un error en un momento dado, nos quite algún mérito para acciones futuras, así que estemos listos y esos errores del pasado, sea por una acción o por falta de esta, los podemos remediar con nuevas acciones. Y estemos felices de que Dios nos dan una y otra vez oportunidades para cambiar, para ser esa moneda perdida y encontrada.
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