domingo, 21 de febrero de 2010

El discípulo desconocido

Juan tomó la palabra y le dijo (a Jesús):
- Maestro, hemos visto a uno expulsar demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no pertenece a nuestro grupo.
Jesús le dijo:
- No ser lo prohíban, que el que no está contra ustedes, está de parte de ustedes.

Lucas 9, 49-50

* * *

Los apóstoles, como buenos judíos que eran, ya hablaban de SU GRUPO. Es decir, ellos SON LOS ELEGIDOS. Es por esto que cuando ven a aquél desconocido hablando de Jesús y haciendo hazañas en su nombre piensan que eso NO DEBE ser, pues NO PERTENECE a nuestro GRUPO.

Hoy en día, con tantas religiones de las que escuchamos, en todas se ve un denominador común que prevalece: el bienestar del hombre; sin embargo, muchas no van más allá de eso.

Yo, respeto y tolero a cada una de ellas, incluso afirmo con vehemencia: si Dios permite las existencia de tantas religiones, quién soy yo para decir que no las haya. La cuestión radica en qué hacen al prójimo y qué hacen para el ser humano.

Ser un discípulo de Jesús, pienso que ya no tiene que ver con ser "cristiano" o pertenecer a la iglesia católica como tal; sino simplemente seguir a nuestro modelo: Jesús de Nazareth. Leer acerca de sus parábolas, compartir con otros sus ideas, hablar de Él a cada instante que sea necesario. No sólo verlo en la cruz donde falleció, sino llevarlo en el corazón cada día y cuando veamos alguien haciendo algo mal advertirle a través de Sus enseñanzas.

En conclusión, podemos llegar a ser como ese discípulo desconocido, no les parece?

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