lunes, 1 de mayo de 2017

Más misericordia y menos ofrenda

Mateo 9, 9-13: Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: "Sígueme. Mateo se levantó y lo siguió. 10  Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11  Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: "¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?" 12  Jesús los oyó y dijo: "No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. 13  Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

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¿Si un padre tiene varios hijos y uno de ellos anda en malos pasos, por cuál se preocupa más? Pues, por el que anda en malos pasos. Es una lógica muy sencilla, aunque también debemos velar por aquellos hijos buenos y que hacen bien las cosas, no vayan a pensar que nuestra atención solo es para el hijo que anda en malos pasos y él pueda entonces imitarlo para tener la atención del padre.
Ser padre es un verdadero reto, es estar presente para los hijos a la hora de sus momentos cumbres, sus dudas filosóficas, sus verdaderos retos de vida. No es tener el regalo en el cumpleaños, o el boleto comprado para el viaje por graduarse, o las llaves de un carro por cualquier otro motivo. Es decir, el verdadero reto de un padre es estar presente y presente de verdad.
Así es nuestro Padre celestial, vela por cada uno de sus hijos, y seguramente velará más por aquellos que no andan por buenos pasos. Es por eso que Jesús come con el escriba Mateo, quiere acercarse a él para “sanarlo”. Jesús viene por los descarrilados, esos son el verdadero reto.
Finalmente nos dice: “Me gusta la misericordia más que las ofrendas”, ¿a qué se refiere? En su época y hoy por hoy muchas iglesias aún están más pendiente en la ofrenda que en dar una palabra de aliento a sus seguidores (es decir, dar misericordia). Y desde el punto de vista del que lleva la ofrenda pasa de igual manera, concentra sus esfuerzos en entregar una buena ofrenda, pero una vez que sale de la iglesia no tiene piedad con nadie. Ojalá pusiéramos más en práctica estás enseñanzas.


Feliz inicio de semana.

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