Cuando trabajaba muy de cerca con sacerdotes, me di
cuenta que hay personalidad de todo tipo, existen los que son humildes y los
que no lo son. Así como los apóstoles en su momento querían “sus” puestos en el
“reino” de Dios; coloco reino entre comillas porque el concepto de reino de los
discípulos en ese momento era el concepto que cualquiera que podría tener
actualmente. Sin embargo, Jesús rápidamente les aclara en el siguiente texto de
Mateo (20, 20-28):
Entonces la madre de los Zebedeos se acercó a Jesús
con sus hijos y se arrodilló para pedirle un favor.
Él le preguntó:
-¿Qué quieres?
Ella contestó:
-Manda que estos dos hijos míos se siente uno a tu
derecha y otro a tu izquierda cuando tú reines.
Jesús respondió:
-No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz de
amargura que yo voy a beber?
Ellos dijeron:
-Sí podemos.
Jesús les respondió:
-Beberán mi cáliz, pero sentarse a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mí concederlo,
sino que es para quienes lo ha reservado mi Padre.
Al oír aquello, los otros diez se indignaron con los
dos hermanos. Pero Jesús los llamó y le dijo:
-Ustedes saben que los jefes de las naciones las
gobiernan tiránicamente y que los dirigentes las oprimen. No debe ser así entre
ustedes. El que quiera ser importante entre ustedes, que sea su esclavo. De la
misma manera que Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y
dar la vida en rescate por todos.
* * *
Hoy en día quizás no saben el impacto real de estas
palabras “El que quiera ser importante entre ustedes, que sea su esclavo”, ser
esclavo hoy en día no parece algo viable, aunque hay lugares donde aún hay
esclavitud, en nuestras mentes no podemos imaginarlo claramente. Ser importante,
según nos muestra Jesús, es servir como esclavo a los demás. Es como el pasaje
del lavatorio de los pies, que normalmente conmemoran en la semana santa para
recordar ese momento en que Jesús, el Maestro, lava los pies y manos de los discípulos
en la última cena. Es claro que Jesús sabe de que habla cuando se refiere a
servir a los demás, y este pasaje que acabamos leer es una de las primeras
veces en que los discípulos están preocupados por el puesto que van a tener en
el reino de Dios. Es natural pensar de esa manera, si alguno de nosotros
hubiese estado en ese momento quizá hubiese pensado igual, ¿y que lugar tendré
en tú reino?
Como comentaba al inicio del texto, cuando trabajé de
cerca con los sacerdotes, me di cuenta que algunos actuaban como Jesús, siempre
se quedaban de último para todo; pero también observé actitudes como la de los
discípulos.
También una vez llevé a mi clase de Tai Chi unos dulces,
y comencé a repartirlos, y cuando llegue mi Sifú (maestro) me rechazó pues
según su creencia tenía que ofrecerle primero él. ¿Vaya contraste no? Sin
embargo, luego de volver a ofrecerle me miró y aceptó el dulce.
No es fácil tener el modelo de Jesús en mente en un
mundo como este.
¡Feliz domingo!
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