Llamamos "canónicos" a los escritos evangélicos admitidos en el "canon", o lista, de los libros aceptados como sagrados por la Iglesia cristiana en general. La historia de la formación de esta lista es un tanto oscura y complicada y se extiende desde el 110 aproximadamente (época de composición de un escrito primitivo judeocristiano, la Didaché, o "Doctrina de los Doce Apóstoles", que parece citar al Evangelio de Mateo hasta el siglo X, en el que el Apocalipsis de Juan fue definitivamente aceptado como canónico en las iglesias del oriente cristiano. Estos evangelios canónicos son los más antiguos.
Tomado del libro: Todos los Evangelios de Antonio Piñero. EDAF, 2009.
Los cristianos, no importa de qué tradición cristiana provengamos, compartimos un Nuevo Testamento con los mismos 27 libros y en el mismo orden. Estos libros integran el Nuevo Testamento surgieron en respuesta a las necesidades de las iglesias de los primeros siglos. Los cristianos de los primeros siglos coleccionaban muchos libros. En el proceso de canonización se articularon unos principios que encaminaron la formación del Nuevo Testamento que usamos en nuestras iglesias. Estos principios sirvieron para excluir otros libros, muchas veces muy edificantes, pero que no fueron parte de la colección de textos sagrados para la vida de la iglesia.
La palabra "canon" significa literalmente una vara de medir. Por ello se ha usado como metáfora para conferir el sentido de regla, modelo, patrón. De ahí la idea de medida o regla para la fe y la vida. Cuando la usamos para el Nuevo Testamento nos referimos a la lista de libros adoptados por la iglesia a través de los siglos que sirve de regla de fe y la conducta cristianas. Tomas de Aquino declara que "solo la escritura canónica es la regla de fe".
Tomado del libro: Cómo se formó la Biblia del Dr. Ediberto López. Augsburg Fortress, 2006.
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