domingo, 25 de noviembre de 2012

La mujer y la serpiente


Seguimos con el Evangelio Árabe de la infancia, estando María, José y Jesús en Egipto ocurrieron este evento (capítulo 16 y 17):

16. Allí permanecieron honrados y agasajados durante tres días, hasta que dejaron la casa de los esposos. Se marcharon bien provistos de vituallas y llegaron a una aldea habitada donde se preocuparon por buscar albergue. Allí había una mujer reputada y distinguida que se había ido a lavar al río y, al ver el lugar desierto, se despojó de sus ropajes para bañarse. Entonces, apareció en forma de serpiente y, abalanzándose sobre ella, se enroscó en su vientre y, siempre que se acercaba la noche, la atormentaba: acoplaba su boca sobre la de ella y la penetraba con su cola como hace un hombre.
Esta mujer al ver a María con el Niño en el regazo, se apasionó con toda su alma y dijo: “Dámelo que lo tome en brazos y lo bese”. Así lo hizo e inmediatamente la serpiente se desenroscó, por lo que todos los presentes loaron al Dios Altísimo. Aquella mujer haría una buena obra.

17. Al día siguiente, aquella mujer tomó agua perfumada para lavar al Niño. Tras haberlo lavado, se valió de la misma agua para enjuagar a una joven que había allí y cuyo cuerpo estaba blanco a causa de la lepra. Al derramar el agua sobre ella, la joven se purificó, quedando sana al instante. Los paisanos no dudaron que José, María y el Niño eran dioses y no humanos. Cuando se aprestaban a partir del pueblo, se les acercó la muchacha y les suplicó si podía acompañarlos y, como consintieron, los siguió.

* * *

Recordando que este texto no es parte de los evangelios aprobados por la iglesia católica, podemos notar algunos hechos un poco fantásticos, en primer lugar, el hecho de que la serpiente hiciera a la mujer lo que dice el texto. Y en segundo lugar, que consideraran a María, José y el Niño como dioses no humanos, es decir, “extraterrestres”; bueno, no pretendo ser una especie de J. J. Benítez ni mucho menos.

A lo que si debemos prestar atención es que con el solo hecho de besar al Niño, la mujer atormentada por la serpiente (digamos que se trate de sus pecados) se libera, y luego, ella que fue curada por Jesús, ahora hace una buena obra con otra mujer que tenía lepra. Este hecho en sí, es un milagro aún más bonito pues se trata de la buena obra de una mujer agradecida con Dios.

Y ahora la reflexión: ¿Cuántas buenas obras realizamos cuando nos sentimos bendecidos por Dios?


¡Feliz domingo!

domingo, 18 de noviembre de 2012

Los pañales de Jesús


Se acerca la Navidad y pronto nos comenzarán a contar cómo fue que nació Jesús, que nació en una cueva o un pesebre, etc. Así que en estuve revisando algunos textos apócrifos de la infancia de Jesús y me conseguí con este pasaje en el Evangelio Árabe de la infancia (capítulo 11):

Mas el hijo de aquel sacerdote, al ocurrirle lo que siempre le pasaba, entró en el bimaristán (hospital) cuando José y María se encontraban allí. Al salir todo el mundo huyendo de allí, él tomo algunos pañales de Jesús que María, al lavarlos había tendido en la pared y se los puso en la cabeza. Inmediatamente algunos demonios empezaron a escaparse abandonando su boca con aspecto de cuervos, otros con forma de serpientes, quedando el niño sano, por lo que se puso a loar a Dios.

Al verlo su padre ya curado, le preguntó: ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Cómo te has curado?, cuéntame. Y le contestó: Me he puesto en la cabeza un pañal de un niño que se hospeda con su madre en el bimaristán y los demonios me han abandonaron y huyeron. Dijo el padre: Tal vez hijo mío puede ser el hijo de Dios que ha cruzado nuestras tierras destrozando el ídolo y destruyendo dioses.
Y así fue como se cumplió la profecía que decía: De Egipto llamé a mi hijo.

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Esta historia es muy similar a aquel pasaje que la mujer toca la túnica de Jesús y cree que será salva, y justamente así ocurre.
Como este texto es apócrifo jamás lo escuchará en una misa, y que bonito sería que pudiéramos hablar de un niño Jesús que haces este tipo de milagros, no directamente, sino simplemente a través de su presencia. Solo con existir es suficiente para que los milagros ocurrieran alrededor de él. En estas fechas seguiremos publicando textos como estos para disfrutar un poco de este niño Jesús que muchos desconocemos.


¡Feliz domingo!