sábado, 13 de octubre de 2012

Atención a los pequeños


Dice Jesús (Mateo 18, 4): El que se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. El que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.

Pero ¿cómo hacerse pequeño como este niño?, es ¿volver a ser inocente?, ¿tener pensamiento puros?, ¿no tener malicia?; la verdad, no estoy del todo seguro, pero de lo que sí estoy seguro es de la cercanía de los niños con Dios desde que nacen. Lamentablemente, luego nosotros los “adultos” los vamos moldeando según nuestro sistema de creencias, con miedos, manías, etc. Y así a medida que va creciendo se va alejando de su propia naturaleza.

Más adelante sigue Jesús (Mateo 18, 6): Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar.

Creo que es muy claro el mensaje de Jesús, mejor morir ahogado que pecar en contra de los niños. Pero, ¿cómo pecar contra un niño? De muchas maneras, no voy a mencionar ninguna forma perversa explícita, sino las sutiles: un regaño sin sentido, un mal golpe, un castigo desproporcionado; todo esto lo va moldeando poco a poco a un ser diferente al que realmente es.

Y Jesús sigue advirtiendo (Matero 18, 10): Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños; porque les digo que sus ángeles en el cielo contemplan sin cesar el rostro de mi Padre del cielo.

A veces nuestra capacidades se ven comprometidas ante las exigencias de los niños de ahora, que parece necesitar tanta atención, sin embargo, no es exactamente eso, es simplemente que el mundo nos exige demasiada atención, ahora no solo estamos pendiente de las noticias locales, nacionales y una que otra noticia internacional destacada; sino que estamos “conectados” con un sinfín de mensajes que provienen de muchas fuentes, locales, nacionales e internacionales, que según la sociedad “debemos” atender de manera inmediata (o en línea), como si fuéramos sistemas informáticos. Cuando suena tu celular ¿Cuánto tardar en revisarlo?, y cuando te habla tu hijo(a) ¿Cuánto tardas en responderle?

Y finalizamos este texto con el siguiente pasaje de Mateo (18, 12-14) dónde Jesús continúa: ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas ¿no dejaría en la montaña a las noventa y nueve para ir a buscar la descarriada? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará por ella más que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Del mismo modo el Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

Un niño descarriado puede tener muchas interpretaciones, tales como, adicto a algo, ladrón, etc. Sin embargo, lo podemos ver desde una óptica diferente: descarriado podría verse como fuera de sí mismo, es decir, que no es quien debe ser sino otro. Ese niño descarriado es el resultado de muchas cosas, pero principal por la influencia de los padres: ¿a qué eres adicto? ¿A la televisión? ¿Al celular? ¿A la prensa? ¿A los logros del vecino? ¿A comparar? ¿A ser negativo?
¿Y no crees que todas estas cosas lo puedan afectar? Por supuesto que sí y hoy más que antes, hay que atender a nuestros pequeños, y si logras conectarte con él ¿no te alegrarías más que ver varios “me gusta” en tu estado?


¡Feliz sábado!