Siempre he pensado que las personas son buenas, y que
las circunstancias de su vida le han hecho cambiar de tal modo de que se
transformaron en personas que hacen el mal, más nunca he dicho que sean malas.
Sin embargo, groso error el mío al ver el siguiente texto de Lucas (6, 43-45): No
hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que de fruto bueno. Cada árbol
se conoce por sus frutos. Porque de los espinos no se recogen higos, ni de las
zarzas se cosechan uvas. El hombre bueno saca el bien del buen torso de su
corazón; y el hombre malo, de su mal corazón saca lo malo. Porque de la
abundancia del corazón habla la boca.
¿Quién soy yo para contradecir a Jesús? Bueno, para mí
es un impacto fuerte en mi forma de pensar, pero tendré que adaptarme en que
hay hombres buenos y hombres malos.
Ahora bien, acepto esto, sin embargo, si somos
creación de Dios, ¿por qué hay hombres malos? Acaso son “errores” de Dios, o es
que ya eso no depende de él. Al parecer, hubo algo de “error”, ya que en
Génesis 6,7 Dios expresa su aflicción y dice: “-Borraré de la superficie de la
tierra a los hombres que he creado: a los hombres, a los animales, reptiles y
aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos creado”. Toda la humanidad en
ese momento estuvo en menudo problema con su creador, si embargo, luego Noé
logro el favor de Dios y lo dejó crear el arca y salvar a los suyos y a los
animales. Para que al finalizar el diluvio universal se hiciera una nueva alianza,
una alianza en donde Dios dice a Noé y sus descendientes (Génesis 9,7): “Ustedes
crezcan, multiplíquense, llenen la tierra, y domínenla”.
Ahora bien, eso fue en época pasada; ¿y hoy en día Dios
intercede en nuestros caminos? A mi juicio sí, pero no como en la época de Noé
(como lo vimos anteriormente) o como a Moisés que lo llevo de la mano por todo
el desierto, luego de la huida de Egipto. Para los que no han leído mucho el
antiguo testamento (herencia de los judíos) Dios viaja como una nube junto a
los judíos, incluso les dio de comer el maná del cielo y finalmente se le
mostró a Moisés como una zarza ardiente. También le dio los mandamientos, en
nuevo intento por reforzar la alianza con su creación.
Como que es un poco testarudo Dios, pero que bueno,
porque de lo contrario no estaríamos aquí.
Buenos y malos, somos creación de Dios, y como dice
Jesús: los buenos darán buenos frutos y los malos darán malos frutos; y es así
como se ira obteniendo con el tiempo un equilibrio, un equilibrio lo
suficientemente adecuado para que Dios mantenga su palabra de no ahogarnos
nuevamente con el diluvio, ni achicharrarnos con el fuego del cielo (como a
Sodoma y Gomorra).
Un último mensaje: a los buenos den muchos frutos,
tantos y más que los que hacen el mal.
¡Feliz domingo!