domingo, 26 de junio de 2011

Los doctores de la Ley

Mateo 23, 1-4: Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos diciendo: Sobre la silla de Moisés se sentaron los escribas y fariseos. Así pues, todo cuanto os digan hacedlo y observadlo, pero no actuéis según sus hechos; pues piden y no hacen. Y atan cargas pesadas y difíciles de soportar y las colocan sobre los hombros de los hombres, pero ellos no quieren moverlas con su dedo.

Los jefes y miembros influyentes de las comunidades de fariseos son “escribas”, es decir “doctores” que sabían mucho de la religión judía y de sus leyes. El “escriba” o “rabí” llega al poder por su saber. Ese saber los colocaba en los puestos más importantes de la enseñanza, de la administración y de la justicia Y todo esto les deba un gran prestigio ante pueblo, por lo que lo dominaban, pero no con amor sino con soberbia y desprecio.

He aquí el punto álgido para la crítica oportuna de Jesús, Mateo 23, 6: desean los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas y los abrazos en las plazas y se llamados por los hombres rabí.

Y sigue el texto, Mateo 23, 13-14: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque cerráis el reino de los cielos ante los hombres! Pues vosotros no entráis ni dejáis que entren los que van a entrar.

Pienso que el deber del que conoce la palabra es la de hacerle llegar a los demás el mensaje, así lo hizo Jesús mediante el uso de parábolas, así lo hacen muchos sacerdotes mediante sus homilías; sin embargo, al parecer dentro de la Iglesia católica hay sus escribas hoy en día, parece que no solo el Antiguo Testamento heredamos.

Para mí siempre ha sido importante encontrar un buen sacerdote que explique la palabra con sencillez y con claridad, para invertir el tiempo de la misa en verdad, para incrementar nuestro conocimiento sobre Dios y sobre todo, para poder aplicarlo en nuestro día a día.

Feliz domingo.

domingo, 19 de junio de 2011

El padre terrenal de Jesús

Como comentaba en una publicación pasada son pocos los pasajes en los que aparece José en la historia de Jesús y es muy poca la información que nos ofrecen los textos canónicos al respecto. De esta forma seguimos entonces revisando la filiación de José y Jesús según el apócrifo “Historia de José el carpintero”.

Según el texto luego de que José enviuda y María es presentada en el templo, para evitar problema con su permanencia en el mismo, es echada la suerte entre los doce ancianos de las doce tribus y la suerte cae sobre José. Así pues, los sacerdotes le dicen a María: “Vete con José y permanece con él hasta el día de tu matrimonio”.

Luego de dos años con José, el texto continúa con la encarnación de Jesús, es decir, según es el mismo Jesús quien elige a María como su madre terrenal, y el Padre celestial se complace con la elección, de modo que María queda embarazada y José en ese tiempo no estaba en casa, pues estaba trabajando. Al notar que María está encinta queda turbado y pensaba repudiarla en secreto. Luego, al igual que el texto canónico, el ángel Gabriel se le aparece a José en sueños y le advierte lo que sucede. Así pues, la historia sigue como en los textos canónicos con el nacimiento de Jesús.

En varios textos de la infancia de Jesús, al hacer algún milagro iban y se quejaban con José, y José en algunas circunstancias reprimía a Jesús diciéndole: “Hijo mío, ten cuidado”, o como en el evangelio del Pseudo Tomás, citado en el texto de los maestros de Jesús:
“Cuando el niño oyó estás palabras, le sonrió y le dijo: . Enseguida quedó curado el otro profesor. José tomó al niño y se marchó a su casa.”

Solo leyendo a profundidad los textos apócrifos nos encontramos con un José que carga con un niño extraordinario, hijo de Dios, y vaya responsabilidad para un simple mortal. Así que, José al final de sus días le recuerda estás cosas a Jesús y hasta la pide perdón desde su visión humana.

Finalmente ya sin fuerzas, Jesús permanece junto a él. Y cito el texto:
“Yo [dice Jesús] sostuve sus manos durante una hora entera, y él [José], con su rostro vuelto hacía mí, me indicaba que no lo abandonase. A continuación, puse mi mano sobre su pecho y noté que su alma estaba ya cerca de su garganta y preparada para salir de su morada corporal.”

Finalmente, entran en la habitación, María y los hijos mayores de José, que tenía antes de estar con María.

Un bonito ejemplo el de José, ¿no les parece?, hay padres de toda clase, pero que grandes son aquellos que verdaderamente se comprometen con sus hijos (sean o no sean suyos como tal).

Feliz día a todos los padres, tanto a los de sangre, como a los que la vida a puesto en el camino de aquellos que no tuvieron uno real.

Feliz domingo.